La recogida de trampas agrícolas de captura y monitoreo, una vez pasan a ser residuo, es fundamental para darles un tratamiento de gestión medioambiental correcto.
El uso de esta herramienta para la gestión de plagas, se ha expandido considerablemente debido a su contribución a la sostenibilidad y eficiencia de las prácticas agrícolas, reduciendo notablemente el uso de fitosanitarios. Estas tienen una vida útil concreta en el tiempo, por lo que son sustituidas periódicamente, pasando a ser un residuo que debe ser gestionado correctamente.
AEVAE, en calidad de SCRAP especializado en el sector primario, además de las recogidas de envases de forma puntual o itinerante de envases primarios, secundarios y terciarios: Garrafas y botellas de plástico rígido, cajas de cartón, sacos de papel y plástico flexible, palets, ibcs, etc. también recoge las trampas agrícolas de captura y monitoreo una vez finalizada su misión, para dar una solución eficaz a los cultivadores y por supuesto, un tratamiento medioambiental correcto a estos envases.
¿Qué son las trampas agrícolas?
Las trampas agrícolas de captura y monitoreo son herramientas fundamentales en la agricultura. Son dispositivos que se utilizan para atraer, capturar o monitorear poblaciones de plagas que pueden causar daños significativos a los cultivos.
Esta herramienta permite a los agricultores y técnicos agrícolas determinar la presencia, densidad y distribución de plagas en un área específica, facilitando la toma de decisiones sobre las estrategias de manejo de plagas a implementar.
Además de su función de monitoreo, muchas trampas están diseñadas para la captura selectiva, lo que contribuye a la reducción de las poblaciones de plagas de manera específica, minimizando el impacto en organismos beneficiosos como polinizadores y depredadores naturales.
Tipos de trampas de captura y monitoreo para uso agrícola.
Existen diversos tipos de trampas agrícolas. Entre ellas las trampas cromáticas en forma de láminas adhesivas que atrapan a los insectos al posarse. Estas poseen colores atractivos para los insectos, como por ejemplo, el amarillo para atraer moscas blancas y pulgones, o el azul, que es atractivo para los trips.
Otro tipo son las trampas de feromonas sexuales sintéticas, que imitan las liberadas por las hembras de ciertas especies de insectos, atrayendo a los machos. Son muy específicas y efectivas para monitorear y capturar polillas y otros lepidópteros.
Las trampas de luz ultravioleta es otro tipo, para atraer a insectos voladores nocturnos, como polillas y mosquitos. Y las llamadas trampas de alimentos o cebos, que utilizan atrayentes alimenticios para atraer a insectos como moscas de la fruta.
Estos tipos se pueden clasificar bajo los grupos de modelos: trampas Delta, trampas tipo «mosquero» y trampas cromáticas adhesivas. Según sus características, se especializan en diversos grupos de plagas, como por ejemplo, las moscas de la fruta (Ceratitis capitata, Bactrocera spp.), las polillas (Tuta absoluta, Cydia pomonella), los pulgones (Aphididae), las moscas blancas (Bemisia tabaci) y los trips.
Su uso contribuye significativamente a la reducción del uso de fitosanitarios, a la gestión de una agricultura de precisión, una protección de la fauna auxiliar y a una agricultura sostenible con la obtención de cosechas más saludables y respetuosas con el medioambiente.
Gestión de las trampas agrícolas al final de su vida útil: El protagonismo de AEVAE.
Como hemos avanzado, una vez que las trampas agrícolas han cumplido su función, se convierten en residuos que deben gestionarse adecuadamente para minimizar su impacto ambiental. Estos residuos pueden incluir plásticos, adhesivos, atrayentes y los propios insectos capturados.
Es crucial que estos residuos sean recogidos y tratados por un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) especializado, como AEVAE, que desempeña un papel fundamental en la gestión ambientalmente correcta de estos residuos.
Esta experiencia y capacidad logística, mediante su red de puntos de recogida, son esenciales para garantizar la correcta gestión de las trampas agrícolas al final de su vida útil. Además, de cumplir con la legislación vigente que establece obligaciones para los fabricantes, envasadores, comercializadores y usuarios de envases y otros productos, incluyendo la correcta gestión de los residuos al final de su vida útil.