Para el reciclado de la mayoría de los residuos plásticos postconsumo se utiliza el reciclado mecánico. Este proceso físico-mecánico permite procesarlos y recuperarlos para darles su posterior nuevo uso.
Para llevarlo a cabo, en primer lugar se clasifican por tipo de material y color todos aquellos residuos plásticos que los consumidores depositamos en los distintos contenedores de nuestras ciudades. Este proceso suele hacerse de manera mecánica automatizada, después de una clasificación manual.
La identificación de los residuos se lleva a cabo con tecnologías como el láser, el infrarrojo cercano (NIR), o técnicas basadas en los rayos X. Esta identificación es primordial para lograr una mayor pureza en los reciclados.
Una vez llega a la planta de reciclaje son seleccionadas las balas de plástico, estas se trituran, se lavan y se secan. Luego se procede a una homogeneización del material para que este sea consistente y seguidamente se somete a extrusión o se funde. Luego a través del granceado se convierte en una nueva materia prima llamada granza.
La granza son pequeñas bolitas (granulado) que al fundirlas se le pueden dar distintas formas, con moldes de presión, en forma de láminas, solidificándolo en moldes fríos o introduciendo aire en el interior de piezas huecas.
Este tipo de reciclado es idóneo para la recuperación del polietileno (PE), el polipropileno (PP) y el polietileno tereftalato (PET).
El reciclado mecánico además de poner de nuevo en circulación los desechos de plásticos que genera la industria, es respetuoso con el medio ambiente, ahorra energía y genera nuevos puestos de trabajo.
En AEVAE garantizamos una correcta gestión de residuos plásticos industriales para la agricultura, contribuyendo a la protección del medio ambiente y participando en la transición hacia un modelo de Economía circular.