La Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Agencia EFE y la Real Academia Española, es la encargada anualmente de destacar y dar a conocer la palabra del año. Este pasado 2020, la palabra elegida fue Confinamiento cuya definición es ‘aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad’.

La palabra Confinamiento marca una situación que ha afectado a todo el mundo en mayor o menor medida por la cantidad de días decretados de confinamiento por cada gobierno. La crisis sanitaria a la que nos ha abocado la pandemia, provocada por el COVID-19, se ha cobrado la muerte de millones de personas en todo el mundo. Personas que ya padecían alguna enfermedad e incluso que se encontraban totalmente sanas.

No cabe duda que será una palabra que nunca olvidaremos. A lo largo de los años han habido otras palabras destacadas, importantes todas ellas, pero sin duda menos dolorosas. Confinamiento, a pasado por delante de coronavirus, infodemia o resiliencia.

Es la octava ocasión en la que la FundéuRAE elige de entre los más de 250 términos su palabra del año. La primera de ellas fue «escrache» en el 2013, y la siguieron «selfi» (2014), «refugiado» (2015), «populismo» (2016), «aporofobia» (2017), «microplástico» (2018) y los emojis (2019).

Microplásticos

En el año 2018 la palabra elegida fue Microplásticos, palabra que queremos destacar desde Aevae, por estar relacionada con el Medioambiente y que lejos de comparar la gravedad de la situación que estamos viviendo, también nos habla de la amenaza que supone para el planeta y todos los seres vivos.

Los microplásticos son partículas o fragmentos de menos de cinco milímetros procedentes de las toneladas de residuos plásticos que no se reciclan. Estos residuos terminan diseminados por infinidad de lugares, vertederos, bosques, playas, océanos, etc.

Redes de pesca

La contaminación que producen estos plásticos al disgregarse por efecto del sol, el viento y el agua en micropartículas está servida, ya que estos pequeños trozos terminan dañando el medio ambiente. Además de contaminar el aire y el agua, dañan la fauna marina, porque la mayor parte de estos residuos van a parar a los mares y océanos.

Cerca de ocho millones de toneladas de basura plástica termina cada año en nuestros océanos.

Los animales marinos los confunden con comida y los ingieren, pasando a la cadena alimentaria también de las personas. Se sabe por informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), que estos microplásticos están más presentes en las especies pequeñas, los crustáceos y los moluscos al consumirse enteros, y que es insignificante en el pescado fresco y productos de acuicultura.

También se han encontrado microplásticos en alimentos como la cerveza, la sal de mesa y la miel. Por todo ello se ha establecido una metodología y una lista de sustancias divididas por categorías, así como pruebas de la incidencia de todas ellas en la salud humana.

Organizaciones como la Global Ghost Gear Initiative (GGGI), fundada en 2015 y que es una alianza intersectorial de organizaciones dedicadas a resolver el problema de los aparejos de pesca abandonados, perdidos o descartados (ALDFG), trabajan desde entonces en proyectos para mejorar la salud de los ecosistemas marinos, proteger a los animales marinos de cualquier daño y salvaguardar la salud humana y los medios de vida.

Plásticos basura

Son muchas las medidas que están poniéndose en marcha a nivel mundial para conseguir reducir los productos plásticos, se calcula que su producción alcanzará los 100 millones de toneladas para 2050. Para ello el reciclaje y la reutilización de todos los productos plásticos es vital para que no terminen convirtiéndose en microplásticos y contaminando el medio ambiente.

Desde el sector agrícola también son muchos los pasos que se están dando para la mejora del medio ambiente, como son la mejora de la eficacia del uso de fertilizantes, restauración de tierras degradadas, gestión de los residuos de cultivos, mejora en el rendimiento del agua y una larga lista de medidas que cada día van implementándose para llegar entre todos a conseguir parar la degradación del medioambiente.

AEVAE y sus empresas asociadas, trabajan para que el plástico, en este caso utilizado como envases agrícolas de fertilizantes, agronutrientes especiales, bioestimulantes agrícolas, fitosanitario, microorganismos para el suelo y fauna auxiliar, sea recuperado y reciclado, de forma que tenga un tratamiento medioambiental adecuado.

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