El sector helicícola, dedicado a la cría y producción de caracoles, ha experimentado una notable evolución en España y Europa durante los últimos años. A pesar de ser un sector aún incipiente en nuestro país en comparación con otros países europeos, presenta un gran potencial de crecimiento y desarrollo.
La helicicultura en España no solo representa una fuente de ingresos para los productores, sino que también contribuye a la diversificación de la actividad agrícola y ganadera. A medida que crece el interés por productos sostenibles y de origen local, este sector enfrenta tanto oportunidades como desafíos en un mercado en constante transformación.
Además, el caracol es un producto gourmet cada vez más valorado en la gastronomía nacional e internacional, lo que abre nuevas oportunidades de mercado. En España el sector helicícola como actividad ganadera y su comercialización es muy reciente, no así la recolección y consumo tradicional de caracoles que se ha dado desde siempre en todas las Comunidades Autónomas de España.
Situación actual en España del sector helicícola.
En España, la helicicultura se ha consolidado como una actividad agrícola especializada. Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), el número de explotaciones helicícolas en España ha experimentado un crecimiento moderado en los últimos años.
En cuanto a los tipos de explotaciones, podemos encontrar desde pequeñas granjas familiares hasta grandes empresas dedicadas a la producción intensiva de caracoles. Cada tipo de explotación tiene sus propias características y estas se adaptan a las necesidades del mercado.
La mayoría de ellas se encuentran concentradas en determinadas regiones como Andalucía, que hoy en día sigue siendo la que más número de granjas de caracoles mantiene, seguida por Cataluña, Castilla-La Mancha y Galicia. Estas comunidades autónomas destacan por sus condiciones climáticas favorables y su tradición agrícola.
Según fuentes el censo de caracoles producidos anualmente en España asciende a unas 7.000 toneladas, con un valor económico valorado en unos 30 millones de euros, situando al país como uno de los principales productores europeos. Sin embargo, aún queda lejos de otros líderes como Francia e Italia, donde la helicicultura está más arraigada cultural y comercialmente.
El tipo de caracol que más se consume en España, por un amplio margen, es el conocido como blanquillo. La especie Helix aspersa, que crece de forma silvestre en la isla de Tenerife, se destaca como la más comúnmente comercializada tanto en España como a nivel mundial para fines gastronómicos.
Dentro de esta especie, es importante diferenciar entre las variedades Petit gris y Gros gris, cuyas diferencias en tamaño y calidad de carne determinan su posicionamiento en distintos mercados. Estos mercados, a su vez, presentan características claramente diferenciadas. El precio de los caracoles varía considerablemente a lo largo del año, dependiendo en gran medida de su disponibilidad.
En la actualidad la Asociación Nacional de Cría y Engorde del Caracol (ANCEC) el pasado 22 de diciembre de 2024 como así indica la publicación oficial en el Boletín Oficial del Estado (BOE), prorrogó el convenio firmado en 2006 con el Ministerio de Agricultura hasta el 31 de diciembre de 2028
Sin duda una buena noticia para el sector que ve así reconocido su esfuerzo y sus logros, al tiempo que le da el empuje necesario para seguir avanzando en el desarrollo de un modelo español de producción moderno y sostenible que siga siendo referente en la cría y comercialización del caracol tanto en Europa como en el resto del mundo.
Tipos de explotaciones en el sector helicícola.
En España en el año 2007 se prohibió la recolección de caracoles de campo, por lo que la cría y engorde de este animal se debe de hacer en explotaciones controladas. El sistema más utilizado se le denomina cría verdadera que controla el caracol desde su nacimiento hasta su consumo. Para ello se les coloca en espacios cerrados donde se reproducen las condiciones medioambientales idénticas a las que tendrían estos animales en su hábitat natural.
No obstante en el sector helicícola español predominan tres tipos principales de explotaciones:
- Explotaciones al aire libre. Consisten en cercados acondicionados donde los caracoles se crían en su entorno natural. Este modelo se adapta bien a regiones con climas templados como es la cornisa Cantábrica.
- Explotaciones en invernaderos. Ofrecen un mayor control sobre las condiciones ambientales y permiten una producción estable durante todo el año.
- Explotaciones mixtas. Combinan las dos modalidades anteriores, maximizando la eficiencia y minimizando los riesgos asociados al clima.
El sistema mixto es el modelo de cría predominante en España y destaca por ser el más avanzado desde el punto de vista técnico. Este sistema incorpora tecnologías electrónicas de control que gestionan parámetros como la temperatura y la humedad, además de implementar medidas preventivas de sanidad. Gracias al uso de instrumentos de medición y supervisión, se logra un notable aumento en la producción en comparación con otros métodos de cría.
La producción y el comercio de los caracoles en España.
La producción de caracoles en España se destina principalmente al consumo interno. En los últimos años, ha aumentado, pero aún está lejos de satisfacer la demanda interna. Es por ello que una parte importante de los caracoles que se consumen en nuestro país se importa de otros países, principalmente de Francia.
Los caracoles son una fuente de proteínas de alta calidad y bajos en grasas, además de ser ricos en minerales como hierro y calcio. Su consumo en España y el resto de países europeos se ha visto favorecido por la creciente demanda en restaurantes y mercados de productos gourmet y saludables. La cocina tradicional española incluye platos icónicos como los caracoles a la catalana o a la madrileña, mientras que en el ámbito contemporáneo los chefs experimentan con nuevas recetas y presentaciones.
En cuanto al comercio internacional, España exporta caracoles vivos y procesados a países europeos como Francia, Italia y Alemania. Además, el mercado de productos derivados, como el caviar de caracol y los cosméticos basados en baba de caracol, ha ganado relevancia en los últimos años.
Hacia una helicicultura más sostenible.
El sector helicícola español está adoptando medidas para modernizar sus procesos y adaptarse a las demandas del mercado. Estos cambios importantes están orientados hacia una producción más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Algunas de las principales tendencias para hacerlo posible que se están implementando incluyen:
- La tecnología y automatización. La implementación de sistemas automatizados para el control de humedad, temperatura y alimentación, con ello se consigue y de hecho se está mejorando la eficiencia y reduciendo los costos de producción.
- La sostenibilidad. Los productores están apostando por métodos ecológicos, como el uso de piensos y fertilizantes orgánicos y la reducción tanto del consumo de agua como de la huella de carbono en las explotaciones.
- La investigación y el desarrollo. La colaboración con universidades y centros de investigación está impulsando avances en la mejora de la genética de los caracoles, desarrollar nuevos alimentos y optimizar los procesos de producción.
- La diversificación de productos. Además de los caracoles vivos, se están desarrollando productos procesados como conservas, patés y preparados congelados, que ofrecen mayor valor agregado.
- La certificación de calidad. Cada vez más productores están obteniendo certificaciones de calidad que garantizan la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de sus productos.
Perspectivas en Europa del sector helicícola.
A nivel europeo, la helicicultura está en plena expansión gracias al aumento de la demanda de productos sostenibles y locales. Francia e Italia lideran el sector, con un consumo per cápita significativamente superior al resto de Europa. Sin embargo, España está cerrando esta brecha, consolidándose como un actor relevante en el mercado internacional, ya que se encuentra en una etapa de crecimiento y transformación.
La Unión Europea en este contexto también ha desempeñado un papel clave en el desarrollo del sector mediante subvenciones y programas de apoyo a la innovación y la sostenibilidad en la helicicultura favoreciendo este auge en la producción y comercialización.
Por todo ello con la adaptación a las nuevas demandas del consumidor y la incorporación de tecnologías innovadoras que serán clave para consolidar el papel de España como referente en la helicicultura europea, el futuro de este sector está más que garantizado.
Gestión de residuos y recogida de envases en el sector helicícola.
Aunque las explotaciones helicícolas no generan residuos derivados de la propia actividad, hay que tener en cuenta que en el entorno donde se desarrolla si que se generan y deben de ser gestionados de manera correcta.
Envases como garrafas y botellas de plástico rígido, cajas de cartón, sacos de papel y plástico flexible, palets y contenedores intermedios para gráneles (IBC, por sus siglas en inglés) tienen un sistema de gestión específico, por lo que la implementación de un sistema de recogida de estos envases es crucial.
Desde AEVAE como Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) del sector agropecuario, da respuesta a la gestión adecuada también a los residuos del sector helicícola contribuyendo a darles una nueva vida, ayudando a reducir el impacto ambiental y promover la economía circular.
Fuentes: mapa.gob.es